jueves, 23 de octubre de 2008

El niño de las sonrisas imposibles

El caballero de las sonrisas imposibles y las miradas limpias.

Nació siendo especial. Supongo que hubo una extraña conjugación de estrellas, las más brillantes sin duda, para que una sonrisa pudiese llegar a adquirir el verdadero matiz de la felicidad. Hay sonrisas socarronas, educadas, tímidas e incluso malvadas. Pero la sonrisa de este caballero es única porque, nadie más, es capaz de reír con los ojos, los labios y todo el cuerpo, dejando en el aire un halo de paz, ternura y bienestar como él.

No creáis que tuvo una infancia fácil….afortunadamente. El primer año de colegio fue maltratado por su maestra…..y perdió toda la confianza, primero en los demás y después en sí mismo. El niño con sonrisa tranquila se transformó en el niño de vida rápida y sonrisa preñada de ansiedad. Todo le tenía que salir perfecto buscando, en la aprobación y el aplauso de los demás, el bienestar y la confianza que no poseía. Pero, por más que se esforzaba, aún haciendo las cosas bien, nada le salía perfecto y toda su autoestima, basada en las hazañas que quería realizar, se veía mermada por unos logros inferiores a los que deseaba. Creo que, en ocasiones, no se sintió querido ni por sus padres ni por sus hermanas.

Esta situación está cambiando, y mucho. Nunca le ha faltado el amor de su familia…..sólo le faltaba quererse a sí mismo. La mirada torva que buscaba el beneplácito de los demás, se está convirtiendo en unos ojos radiantes como el sol y dulces como la luna que relucen con la bondad que rezuma de su corazón.

Hijo, no tienes nada que demostrar ni demostrarte. Tu mirada limpia revela quien eres y lo que eres. Esa mirada limpia consérvala siempre, porque te capacita para contemplar la vida desde la perspectiva de la honestidad y la bondad.

Te quiero tanto, tanto, que adoro tus sonrisas imposibles y tu mirada limpia de la misma forma que me conmueven tus miradas torvas y tus risas de ansiedad. Adoro tu alegría, porque es tuya y adoro tus lágrimas porque parten de ti.

Te quiero sin porqués ni para qués.

Te quiero, no porque seas mi hijo, sino porque un rizo de tu pelo enredó mi corazón, un guiño de tus ojos destapó mis sentimientos y una mirada limpia, con una sonrisa imposible, los hizo florecer hasta convertirse en el jardín más bello y perfumado del mundo. Un jardín único, como tú, en donde sólo crece la flor del amor.

Te quiere con locura el hombre más cuerdo del mundo: tu padre.

3 comentarios:

Alberich dijo...

Cuánto amor desprenden tus palabras Juan!!!!

Ese chico tiene suere, mucha suerte...
y tú,vamos.

Un abrazo.

Juan dijo...

Muchas gracias Alberich. Tu bien sabes de amores.

Kaken dijo...

Me parece absolutamente precioso lo que has escrito, por la forma y por el contenido.
Y por saber ver desde dentro a un ser tan digno de ser visto por completo y con el corazón.
Sigue mirando así, por favor.
Un bes