miércoles, 29 de abril de 2009

Violencia de pareja

En 1999 la revista Clinical Psychology Review revisó 19 estudios sobre violencia doméstica homosexual: el 28% de las parejas homosexuales de ambos sexos registraron violencia física; en concreto se registró violencia en el 48% de las parejas lesbianas y en el 38% de las parejas de varones. En un estudio sólo de parejas lesbianas, se registraban maltratos psicológicos entre un 73% y un 90% de las parejas. Más de un 30% de las lesbianas habían estado en una relación donde al menos había sucedido una agresión física. Y entre un 73% y un 90% de parejas de lesbianas tuvo maltrato psicológico.

En el informe del National Institutes of Health del año 2000: “los convivientes del mismo sexo registraron una violencia con la pareja íntima significativamente mayor que los convivientes de sexos opuestos”. El 39,2% de las lesbianas declaró haber sido agredida físicamente, acosada o incluso violada por su pareja del mismo sexo. Entre los varones homosexuales, un 15,4% admitió haber sufrido estas actividades.
En 2007, un estudio del "Journal of Urban Health", publicado por la New York Academy of Medicine, confirmaba los datos de otro publicado en 2006 en la revista "Advocate". En ambos, un 32,2% de los encuestados admite haber sido víctima de violencia doméstica por parte de sus parejas homosexuales.


"¿Género? ¿Por qué no hablar de violencia de pareja? Se trata de una normativa elaborada desde el sexismo feminista; de proteger a la mujer por encima de todas las cosas, dejando de lado otros tipos de violencia entre personas con relaciones sentimentales, sexuales y afectivas. El resto de modelos de convivencia están desprotegidos", señala taxativamente el presidente de la Asociación de Gais y Lesbianas de Cantabria (Alega), Regino Mateo, entrevistado en EL DIARIO MONTAÑÉS (19/03/06).


Todo esto viene a colación a raíz del asesinato de un hombre homosexual en Adra a manos de su expareja, que posteriormente se ha suicidado (como sucede en un alto porcentaje de la mal llamada violencia de género).

La ley integral sobre violencia de género está hecha para contentar al sexismo feminista y criminalizar al machismo y a los hombres.

Los datos que indican que el machismo no tiene nada que ver con la mayoría de los asesinatos de hombres contra mujeres son abrumadores. Pero la feminazis han conseguido, con su política machacona, que todos hablen de “violencia machista” lo que no es más que violencia de pareja. Recuerdo algo que colgué en su día para demostrar que no se debe hablar de violencia machista sino de violencia de pareja.

1. En la violencia doméstica, también mueren hombres a manos de sus mujeres (16 en 2007), hombres a manos de sus parejas homosexuales (6 en 2007) y mujeres a manos de las suyas (3). Es prejuicioso y peligroso pensar que todas son por machismo.

2. La raíz de la violencia doméstica NO es el machismo, sino la violencia del hombre. Mueren 1200 personas asesinadas al año en España y la inmensa mayoría son hombres a manos de otros hombres. Gran parte de las muertes violentas a lo largo de la historia, han sido de hombres a manos de otros hombres.

3. En los países menos machistas del mundo, como Suecia, Finlandia o Noruega, las muertes por violencia doméstica son el triple que en España. O los finlandeses machistas son mucho más machistas que los españoles o el machismo no tiene tanto que ver en este tipo de violencia. Por el contrario, en los países islámicos, el número de muertes es claramente inferior a la de España.

4. En las relaciones entre hombres, la violencia física es un factor habitual y mucho más frecuente que la violencia del hombre contra la mujer. Por consiguiente, éste es el factor en que se debe actuar fundamentalmente: desterrar la violencia masculina en general. El discurso sobre la responsabilidad del machismo en la violencia doméstica lo único que consigue es una legislación injusta y vengativa que provoca más violencia (como se está viendo claramente en España).

5. En los celos patológicos (los celillos son hasta agradables) hay una base educacional importante, contra la que es posible luchar. El que es más celoso no es el que más ama (como nos hacen creer) sino el que más sentido tiene de la posesión y, para mí, poseer y amar son dos verbos que nunca se pueden conjugar juntos. La necesidad de posesión, no tiene nada que ver con el sexismo, de hecho, hay tantas mujeres celosas como hombres. Lo que sucede es que una mujer celosa es un coñazo y un hombre celoso es un peligro.

6. El alcohol y las drogas tienen un efecto muy importante sobre nuestra parte racional, que casi la borra, dejando salir toda la emotividad, tanto positiva como negativa. La agresividad surge más fácilmente, cuando el freno de la razón se ha quitado. No hay más que ver la cantidad de violencia que se genera en los fines de semana, casi siempre auspiciada por hombres bebidos o drogados. Pues esta violencia, no sólo se da en la calle sino que también se traslada al hogar. El fomento de un consumo responsable de alcohol, medidas específicas contra los maltratadores alcohólicos y la lucha contra la drogadicción (que requeriría muchas entradas, dada la complejidad del tema), son otras medidas a adoptar.

7. Los datos que he dado al comienzo de esta entrada sobre la violencia en parejas homosexuales dan quizás la clave más importante de este tipo de violencia: las relaciones de pareja (la componga quien la componga) tiene un componente emocional tan intenso que, personas con dificultades para controlar estas emociones, no sean capaces de asimilar adecuadamente una ruptura y pueden terminar mal.

El machismo en el seno de las relaciones heterosexuales existe y, desgraciadamente, es muy frecuente: meterse en la forma de vestir de la mujer, dificultarle el acceso al trabajo, no compartir el 50% del trabajo y mil cosas más que todos conocemos, pero de ahí a criminalizarlo achacándole las muertes de las que no son responsables, hay un trecho.

Este supuesto “machismo asesino” ha dado lugar a leyes injustas y discriminatorias en contra de los hombres que lo único que están haciendo es aumentar la violencia de forma importante.

Son demasiados los hombres que están sufriendo violencia judicial por parte de sus ex. Basta que la mujer le presente una denuncia de maltrato para que pueda estar, incluso años, sin ver a sus hijos, hasta que se resuelven los juicios, apelaciones etc, además de pasar en el calabozo 72 horas como mínimo por el simple hecho de ser denunciado. Si la denuncia es de un hombre contra una mujer, legalmente, no sucede nada de esto. ¿Todos los españoles somos iguales ante la ley?

lunes, 13 de abril de 2009

Educación por sexos



En un interesante artículo de “El país” se debate sobre el elevado fracaso escolar en el sexo masculino. Las cifras son tan devastadoras como reales. Creo que todos tenemos esa misma impresión, que se ve ratificada por las cifras oficiales: en la educación, las mujeres obtienen mejores resultados que los hombres.

Ante este hecho indiscutible me surgen muchas dudas y pocas respuestas.

1. ¿Este modelo educativo es el que necesitan los hombres?.
Está claro que si tantos chicos fracasan, teniendo en cuenta que el coeficiente intelectual de hombres y mujeres es el mismo, posiblemente el fracaso no sea una cuestión de sexo sino de modelo.

2. ¿Este modelo educativo es justo con las mujeres?.
Si la superioridad de la mujer es tan manifiesta en nuestra organización educativa, ¿no les estamos cortando las alas al tener que “esperar” a los condiscípulos varones?.

3. ¿Es razonable que se mezclen en una misma clase a niñas con niños de la misma edad cronológica pero de edades biológicas tan distintas?.
De esta forma se retrasa a las chicas y se les exige en exceso a los chicos. Ni a unas ni a otros se les da lo que necesitan. ¿En esto consiste la igualdad?.

4. ¿Debemos ir a una educación diferenciada entre hombres y mujeres?.
Mi respuesta es un rotundo no…..pero no tengo argumentos lógicos que avalen lo que siento. La lógica dice que sería recomendable para una mejor formación académica, pero mis emociones me dicen que sería un grave error.

Si separamos el mundo del hombre y la mujer hasta los 17 o 18 años, el desconocimiento mutuo, la diferenciación, incluso la rivalidad al tener sistemas distintos, podrían desembocar en lo que ha sucedido a lo largo de la historia de la humanidad: la formación de dos mundos, el masculino y el femenino, no como universos distintos que se unen para sumar, sino como diferentes visiones que se enfrentan: la diferencia que separa en vez de la diferencia que enriquece. Cuando la diferencia sirve de excusa para enfrentarse, al final uno de ellos sojuzgaría al otro. Más tarde o temprano, volvería el sexismo más rancio.

5. ¿Porqué, si las mujeres están académicamente mejor preparadas, los hombres triunfan en el mundo laboral?.
La respuesta simple es el machismo. Y no me cabe duda que en algunos casos es cierto, pero no me sirve como respuesta general.

Entre hombres y mujeres, no sólo los relojes biológicos son distintos, también lo son nuestros genes, nuestros cerebros y nuestras hormonas.

Para triunfar en el mundo del trabajo (que no tiene nada que ver con triunfar en la vida), las mismas características que hacen al hombre inferior en el plano académico, lo hacen superior en el plano laboral: la agresividad, la competitividad, la pobreza emocional, el individualismo.

En el colegio estas facetas están penalizadas, pero en la vida son la llave del “éxito”.

Por decirlo con una sola frase, con todos los matices que se quieran añadir, la escuela ha sido pensada en femenino y el mundo en masculino. En la primera triunfan las mujeres y en el segundo los hombres.

Como inciso, quiero hacer dos aclaraciones. 1) Cuando hablo de triunfo y éxito, no me refiero a lo que yo considero éxito, sino a lo que la sociedad llama éxito: ser director, presidente, ministro, empresario del año, etc. 2) En todo momento me refiero a hombres y mujeres como grupos y no como individualidades. Son datos estadísticos grupales e intento entenderlo todo desde un punto de vista sociológico y no personal. Hay millones de excepciones de mujeres que triunfan en el ámbito del trabajo y hombres que brillan en el académico.

He hablado de la pobreza emocional del hombre (repito, hablando en términos sociológicos y no individuales). Y esta es una de las claves más importantes. La pareja o los hijos no son vividos de la misma forma por hombres y mujeres en general. Creo que hay factores educacionales y genéticos en ello. Para la mujer, en general, lo primero es su familia, mientras que para el hombre, lo primero es el trabajo (o el poder que se deriva de ese trabajo). Si hay una vacante de director de una sucursal bancaria, que conlleva un horario de trabajo poco compatible con los hijos, la mujer casi nunca luchará por esa plaza mientras que los hombres, por muchos hijos que tengan, van a intentar hacerse con el cargo.

Me gusta mucho más la visión que las mujeres tienen del mundo laboral. Su escala de valores es mucho más sensata, más humana. Trabajar para vivir y no al revés. La sociedad que hemos construido (fundamentalmente los hombres) premia la visión masculina y, el gran triunfador, no es la persona equilibrada que trabaja para cubrir las necesidades, pero disfruta y lucha por su pareja y sus hijos….con su pareja y sus hijos. Sino el que acumula poder, dinero, distinciones o posición social mediante el uso del trabajo como herramienta obsesiva de superioridad.

¿A alguién se le ocurre cual podría ser un modelo educativo más eficaz y equitativo?